Salinas de Janubio

Al borde del mar del sur isleño, las salinas de Janubio constituyen uno de los parajes más bellos y originales que sobreviven al paso del tiempo en Lanzarote. Las necesidades de conservación de los alimentos crearon en la costa volcánica de la isla un entramado de instalaciones salineras para producir el preciado material, que ya se recolectaba en los tiempos de los aborígenes. 

Sobre una extensión de medio millón de metros cuadrados, las salinas de Janubio ofrecen una estampa mágica y colorida, con sus cocederos amurallados con piedra volcánica donde el agua salada, en distintos grados de concentración, otorga brillos diamantinos y una enorme gama de tonalidades. 

La industria se ubica en la bahía donde se localizaba el antiguo puerto de Janubio, el más importante del sur de Lanzarote, que quedó cerrado y destruido por las coladas de la erupción de Timanfaya del siglo XVIII, que aportan el abrazo volcánico a las extensiones de nieve salada.  Desde los morros que se elevan sobre su playa negra, las vistas del océano y de la geometría mineral son memorables.

La ruta de Salina, una coproducción italo-francesa del año 1969 y cinta de culto para realizadores como Quentin Tarantino, se rodó en esta instalación salinera del sur de la isla, que fue testigo de uno de los últimos papeles de la gran Rita Hayworth.